Pontificia terapia reparadora de la homosexualidad

por | 12 octubre, 2012

En la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Chile se realizó el seminario «No discriminación: Sus alcances en la educación», sobre la Ley anti-discriminación («Ley Zamudio») actualmente vigente en Chile, organizado por la ONG Investigación, Formación y Estudio sobre la Mujer (Isfem) y el Centro de Estudios para el Derecho y la Ética Aplicada de esa casa de estudios. Dentro de todo, se presentó el libro «Comprender y sanar la homosexualidad», de Richard Cohen, y se expuso sobre la «terapia «reparadora» de la homosexualidad», encendiendo la polémica.

Pueden escuchar el audio completo del seminario aquí, del que rescato la siguiente declaración de uno de sus invitados internacionales:

«Esta terapia funciona para quien la quiera, es un tema de libertad. Al que no le funcione, que vaya a otro psicoterapeuta»

O sea, si no funciona, la culpa es del paciente, no de la «terapia». Tal infalsabilidad deja en evidencia el carácter pseudocientífico de tal práctica.

Ante quien suponga que esto significase una vergüenza para la PUC, cabe recordarle su obvia adhesión al catecismo católico, cuestión que queda clara en la interpretación que hacen de la ley:

«La universidad puede discriminar a quienes se oponen al magisterio de la iglesia, tiene una justificación razonable para ello (…) las autoridades tienen todo el derecho de sancionar las conductas contrarias a la declaración de principios contenida en el reglamento»

El negar las predisposiciones genéticas y epigenéticas científicamente estudiadas que gatillan la homosexualidad como condición biológica, es un acto de oscurantismo intelectual. Cuando el afán cristiano por exaltar la culpa, negando al homosexual nacido y persiguiéndole como un culpable homosexual elegido, es que la fe actúa como el combustible de una maquinaria teológica siniestra, conducida para atropellar la dignidad humana.

Similar dedicación podrían destinar a organizar un seminario sobre alguna terapia para reparar la pederastia, pero de esas basadas en evidencia y que funcionen, haciéndose cargo de esa perversión endémica a la institución que les cobija. Alumnos no les faltarán.

Referencias