Testigos de Jehová tampoco le creen al Fin del Mundo del 2012, ¿o sí?

por | 28 diciembre, 2011
YHWH o Adonay

Esta secta religiosa nació en el ocaso del siglo XIX, gracias a su fundador Chrales Taze Russell, quien se juntaba con un grupo de amigos a estudiar la Biblia, publicando en 1879 una revista llamada “Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence” («La Atalaya de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo», más tarde conocida en español como “La Atalaya, Anunciando el Reino de Jehová”). Lo que partió siendo una revista, terminó con la fundación de la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados la Atalaya de Sión) en 1881, que más tarde se llamó Watch Tower Bible and Tract Society, Inc. (Sociedad de Biblias y Tratados La Atalaya), con Russell como presidente. Ya en 1931, y debido a que a esta congregación se le conocía como “Russellistas”, su nuevo presidente, J. F. Rutherford, decidió, junto con una asamblea, autodenominarse “Testigos de Jehová” (basándose en la Biblia, Isaías 43:10,11).

No nos detendremos en el hecho de que el nombre Jehová es solo una traducción arbitraria del tetragrama en hebrero (YHWH) para referirse a la deidad en los manuscritos originales, que además era impronunciable, ya que quien leyera tal tetragrama sólo debía decir “Adonay” (“Mi Señor”), pero no es malo recordarlo, en circunstancias que en su misma revista han hablado del complot para acabar con el verdadero nombre de su dios (?).

¿En qué terminamos en poco más de un siglo? Se transformaron en una religión de más de 7,5 millones de personas en 236 países, que mueve miles de millones de dólares y que suelen pasar los fines de semana por tu puerta difundiendo su mensaje.

¿Y qué diferencia a estos insistentes predicadores puerta a puerta de los demás cristianos? Dentro de sus dogmas, rechazan la doctrina de la Trinidad (Dios, Jesús y Palomita Blanca no son la misma persona), no creen en la inmortalidad del alma (si te mueres, tu alma se muere contigo), no creen en el infierno (o te salvas o te destruyen por toda la eternidad), no creen en la cruz (Jesús bailaba el caño), no celebran fiestas paganas heredadas (Saturnalia no les agrada) y no adoran imágenes (aunque lo católicos se sacan el pillo con que ellos “veneran”, tampoco adoran).

Aunque alguien pueda entender como un “avance” estos dogmas “reformados”, no debemos olvidar que son interpretaciones alternativas del mismo librito en el que se basan todos los cristianos, y que también plantean otras cosas tan descabelladas como las siguientes:

  • El hombre fue creado, no fue fruto de la evolución (pero sí es falso que el 2012 se vaya a acabar el mundo). Sólo 144.000 humanos irán al cielo, con el propósito de gobernar con Cristo (siendo 7.000 millones… es más fácil sacarse el Loto con revancha antes que salvarse).
  • Satanás es el gobernante invisible del mundo (de un mundo menos invisible).
  • Introducir sangre en el cuerpo viola las leyes divinas (limitando las posibilidades de tratamiento médico en caso de necesitarlo, no sólo las propias, si no que la de sus hijos o terceros en coma).
  • El cristiano debe dar testimonio público del mensaje bíblico de buena gana (razón por la cual son tan insistentes, aunque nunca les abran la puerta).

Ampliando el último punto, es obligatorio para todos cumplir con cierta cantidad de horas de predicación mensual (probablemente, este requisito de participación hace a esta religión tan hermética), para lo cual estudian, ensayan y se preparan, bueno… “religiosamente” (¡no pun intended!). Al punto que no es raro ver devotos y devotas de avanzada edad desplazándose dificultosamente y entregando folletitos, ya que lo mínimo exigido es 1 hora de prédica al mes, parcelado en convenientes cuotas de 15 minutos, sin intereses. Sabiendo esto, no sueñes que podrás convencerles de que dejen de tocar tu puerta, ya que no sólo están obligados a hacerlo, sino que tienen los testículos suficientes como para golpear la puerta de tu casa y decirte en la cara que vienen con un mensaje de salvación, al cual tú no podrás acceder, porque los cupos ya están reservados hace un siglo atrás.

Ahora, Uds. se preguntarán: ¿y esto qué tiene que ver con el Fin del Mundo del 2012?, pues que, a raíz de nuestros anteriores artículos sobre este tema, nos hicieron llegar de buena fe un ejemplar digital de la edición de diciembre de 2011 de su revista La Atalaya, rechazando de plano la posibilidad del Fin del Mundo en la fecha pronosticada… seguramente viéndonos como “aliados naturales” en la lucha contra la ignorancia humana, ya que, como cita en su revista a las escrituras: “Una generación se va, y otra generación viene, pero la tierra permanece para siempre” (Eclesiastés 1:4), lo cual deben considerar como prueba irrefutable para ellos de que el 2012 no se acabará el mundo.

Consideramos que un Testigo de Jehová debería entender que las razones que esgrimimos para descartar la posibilidad de un Apocalipsis de las características que se presagian para el 2012 no se basan en un libro de cuentos de hadas inspirado por psicosis en amigos imaginarios, si no que en el conocimiento científico, astronómico, basado en evidencia empírica que la humanidad ha logrado construir respecto del funcionamiento del Universo; nuestros razonamientos no se basan en alguna referencia a hermenéuticas bíblicas, ya sean éstas literalistas o interpretativas, ni tampoco basadas en colecciones de relatos fantásticos tales como los recogidos en La Biblia, Harry Potter, Las Mil y Una Noches o el Quijote de la Mancha.

Fin de los Tiempos, sacar a mil

Predicciones del Fin de los Tiempos
realizadas por los Testigos de Jehová
(datos)

Para efectos didácticos, pueden apreciar este gráfico de elaboración propia, donde se muestra cuándo sí han hecho predicciones del fin del mundo, anunciando qué año como tal y con cuánto tiempo de anticipo, el que rara vez supera los 15 años. Dejamos como ejercicio al lector el correlacionarlo con las tendencias a la baja que hayan tenido en similares períodos.

Los aficionados al turismo-aventura o los adictos a la adrenalina bien podrían encontrar inagotable vértigo refugiándose en las pintorescas supersticiones de los Testigos del impronunciable.

¿En qué se termina por diferenciar la creencia en una profecía apocalíptica bíblica, como la de los Testigos de Jehová, de la creencia en profecías Maya para el 2012, como las proferidas por esotéricos y diversos vendedores de humo, ambos basados en libros de ficción? ¿Para qué aburrirse con el 2012, habiendo tantos años más variopintos de donde elegir? 😉


Artículo realizado en colaboración con Luchostein y Daniel.

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