Homeopatía: el peligro de las pócimas fraudulentas

por | 5 marzo, 2011
Manzanilla
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«¿Qué tienen de malo las hierbitas?», podría ud. preguntarse mientras recuerda lo bien que le hizo para su dolor de estómago esa agüita de manzanilla. No se confunda, no estamos en contra de esas infusiones, ¡al contrario!, pues la así llamada herbolaria o fitoterapia consiste justamente en el estudio científico de los químicos presentes en los vegetales y en la investigación sobre sus posibles aplicaciones, pudiendo servir, dentro de otras cosas, para la elaboración de fitofármacos que pueden mejorar a la gente.

Es normal que la medicina científica extraiga, concentre y, usualmente, sintetice estos químicos para contar con una dosis controlada, bien graduada y de efectos predecibles. ¿Cuál es, entonces, el problema con la Homeopatía? Pues ocurre que la Homeopatía no es Fitoterapia y ud. está siendo engañado si compra homeopatía pensando que sirve para algo.

¿Qué es la Homeopatía?

Homeopatía: pura agua
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La Homeopatía es pura agua, cuando la compra en gotas, o pura azúcar, cuando la compra en pastillas. Así de pura: no es nada más que solvente o excipiente. Es así de simple y ya puede adelantar conclusiones sobre su efectividad. Algunas presentaciones la pueden matizar con talco, colorantes, saborizantes o un toque de alcohol. Tenga por seguro que un jugo Yuppi es más elaborado.

Esta pseudomedicina fue inventada por el médico alemán Samuel Hahnemann a fines del mil setecientos, quien desertó de la medicina tradicional en una época que la medicina se encontraba en su infancia, cuando era usual la práctica de sangrías y envenenamientos hoy impensables, lo que poco la distanciaba de la mera curandería. Una pseudociencia es una teoría que se promociona como científica sin serlo, abusando del lenguaje científico para confundir a quienes no están acostumbrados a él, cosa que va más allá de una simple teoría fallida.

La ciencia siguió avanzando y pronto la medicina incorporó el conocimiento científico debido a su efectividad, dando origen a lo que hoy conocemos como medicina basada en ciencia y que ha más que duplicado la esperanza de vida y mejorado su calidad en todo el mundo que ha logrado tener acceso a ella. Sin embargo, la homeopatía y sus practicantes, los homeópatas, hicieron caso omiso de este desarrollo y han seguido vendiendo sus pócimas inútiles hasta el día de hoy, con cada vez mayor penetración de mercado, aprovechándose de la confusión de los consumidores y de la negligencia de las autoridades de salud en diversos países, incluyendo a Chile.

¿Cómo se fabrica una pócima homeopática?

Disoluciones.
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Disolviendo y agitando. Y volviendo a disolver, una y otra vez, y otra vez más, muchísimas veces más, hasta que se disuelva tanto el menjunje inicial, que no quede nada más que agua. Si le pregunta a un homeópata, le hablará de cuentos varios: que la sucusión, que la memoria del agua, que lo similar cura lo similar, que la potenciación y la activación, etc. Después de filtrar lo anexo, lo principal es diluir y diluir, hasta que quede sólo agua. Y sólo agua, nada más que pura agua.

¿Por qué dicen que la homeopatía funciona?

¡Eureka!
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Porque hablar sale gratis cuando nadie cobra la palabra empeñada. Rápidamente escuchará que hay muchos estudios científicos que avalan su eficacia. Tenga la precaución de que no cualquier panfleto merece ser llamado estudio científico. En efecto, hay muchos estudios que pretenden avalar la homeopatía, pero bien son de mala calidad o simplemente no son científicos. La homeopatía es contradicha por todo el conocimiento científico acumulado respecto de física, química, biología, farmacología, medicina y matemáticas. La homeopatía no tiene por dónde funcionar y puede ser fácilmente desmentida con conocimientos de química de Educación Media.

El desarrollo científico actual conoce muchas formas en las que un estudio puede llevar a conclusiones erradas. Para determinar si una sustancia sirve para algo, la ciencia ha conseguido depurar un método denominado Ensayo Clínico, donde se hace cargo de todas las formas actualmente conocidas en que un estudio así puede fallar. En particular, considera muestras estadísticamente significativas, controla el efecto placebo, la remisión espontánea de enfermedades, retorno a la media, los efectos tóxicos sobre los pacientes, salvaguardas de doble ciego y controla muchas otras variables que pudiesen alterar los resultados. Los productos homeopáticos nunca han conseguido un ensayo clínico bien hecho que arroje evidencias sobre su efectividad en sus más de 200 años de historia.

¿De dónde vienen todos esos estudios?

Alquimia.
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Hay algunos que simplemente fueron mal hechos por errores de parte de los investigadores. Sin embargo, al día de hoy, hay múltiples centros homeopáticos, medios inescrupulosos e incluso vergonzosas universidades chilenas, empeñados en convencer a los compradores sobre la eficacia de sus productos, llegando incluso a la adulteración de datos experimentales para armar su caso. Sin embargo, estos se encuentran desprestigiados dentro de la comunidad académica seria y no han conseguido publicaciones en medios prestigiosos y responsables. Cualquiera puede publicar cualquier cosa en otros lados.

¿Sirve de algo cuando es más potente?

No. El problema es qué entienden por «potente» en el mundo de la Homeopatía. Para ellos, su pócima es más «potente» mientras más disuelta está; tal como lo lee. Su lógica es básicamente la siguiente: (1) Lo similar cura lo similar y, (2) a mayor disolución, más potente es su efecto. Es decir, por ejemplo, si ud. tiene insomnio y no logra dormir, ¿qué cosas quitan el sueño? Una de ellas es la cafeína del café. En consecuencia, los homeópatas afirman que (1) con cafeína pueden combatir el insomnio y que (2) mientras más disuelvan la cafeína, más potente será su inducción del sueño. ¿Qué tan disuelta? Mientras más aguada, mejor… ojalá siendo pura agua.

Altísima disolución.
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La homeopatía define niveles de disolución, disolviendo de a 10 en 10 (letra X o D) o de a 100 en 100 (letra C). Si disuelven 30 veces de 10 en 10, es una disolución 30 D; si disuelven 200 veces de 100 en 100, es una disolución 200 C. Luego agregan una letra H, significando disolución Homeopática. Una disolución C es 10 veces una disolución D, así que una disolución 200 CH equivale a una 400 DH. Las pócimas más «potentes» en el mercado llegan a disoluciones 1.500 DH.

Ud. habrá tomado una taza de té en bolsa y sabrá qué pasa cuando intenta tomar una segunda o una tercera taza con la misma bolsa. Para tener una idea de qué significan estas disoluciones, ahora imagine que, con la misma bolsa, intentase tomar tantas tazas como agua tienen todos nuestros océanos. ¿Qué pensaría si un homeópata le afirmase que ese té sería el más delicioso que jamás pudiese probar? Cuando se habla de disoluciones 30 DH, ese océano tendría que ser muchas veces más grande que nuestro Sistema Solar y, para 200 CH, muchas veces más grande que todo el Universo.

Hay productos homeopáticos que los homeópatas catalogan como «débiles» (o sea, más concentrados), que sí pueden tener lo que dicen, en disoluciones 3 DH a 9 DH, pudiendo llegar a ser peligrosas, considerando que algunas de estas pócimas se preparan con estricnina (veneno para ratas) o arsénico.

¿Por qué venden algo así?

La clave: el dinero
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Porque es un negocio redondo. En lugar de invertir una millonada en los ensayos clínicos necesarios para demostrar la efectividad científica de nuestros medicamentos, más les vale vender agua a precio de oro sin la necesidad de investigación alguna. Su producción y comercialización es transversal: tanto laboratorios transnacionales como nacionales, tanto productores exclusivos como los mismos productores de fármacos típicos, siendo de venta regular tanto en farmacias tradicionales como «especializadas». Bajo la persuasión de ser «más baratos» que los «químicos», venden un placebo carísimo en comparación con la efectividad científicamente comprobada de los medicamentos. Les sobra descaro, al punto de que sus productores reconocen que la venden porque es popular, no porque funcione.

¿Por qué el Estado avala a la homeopatía?

Acuerdo conveniente para algunos pocos
mucho más que para el resto.
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Por ignorancia y negligencia de las autoridades de salud, inducidas por un fuerte lobby. Es demasiado buen negocio como para que los capitales involucrados no se tienten con afirmar al Estado como su paciente crónico (con cargo a nuestros impuestos). Y no sólo da cabida a la Homeopatía, sino que a diversas pseudociencias pseudomédicas de similar inefectividad. Ya ha habido iniciativas para incluir estas pócimas y ritos en hospitales públicos, sin descartar la posibilidad de incluirlas en los planes de salud pública, como ya ocurriese en Europa, donde al menos Inglaterra ya está revirtiendo tal despilfarro.

¿Qué tan peligrosa es la Homeopatía?

Las pseudociencias matan.
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Es peligrosa, así como toda pseudociencia, inefectivas todas ellas. Sus promotores desvían a los pacientes de los tratamientos que sí funcionan y demoran el tratamiento efectivo de enfermedades tratables, desencadenando cuadros más graves al dejar que la enfermedad siga su curso cuando no se mejora por sí sola. Inducen a destinar recursos económicos escasos en tratamientos inútiles, en lugar de destinarlos a cubrir enfermedades caras, pero tratables, o a la investigación de curas para enfermedades actualmente intratables.

El problema se torna todavía más grave ante la barata oferta de vacunas homeopáticas, las que, ya intuirá, son caras inyecciones de pura agua. Así, padres confiados en la efectividad de estas no-vacunas, dejan a sus hijos expuestos al rebrote de enfermedades superadas hace décadas por la medicina científica, tales como la polio y la tuberculosis. Sin ser suficiente, además ofrecen vacunas homeopáticas que juran combatir el cáncer, el SIDA, la malaria, la radiación nuclear, los ataques terroristas bacteriológicos, el maltrato infantil y el desempleoLa Homeopatía cuesta vidas.

Campaña 10:23
«Homeopatía, no hay nada en ella»
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Aparte de lo mencionado, no tiene mayores efectos secundarios… pues ni siquiera tiene efecto primario; ningún efecto del todo, más allá del placebo. De hecho, durante la campaña mundial 10:23, cuando ingerimos una sobredosis homeopática, no nos pasó nada, nada de nada, ni a nosotros ni a los miles que hicieron lo mismo alrededor del mundo. Solamente gastamos dinero en comprar caramelos caros.

La Homeopatía, ¡vaya timo!, sólo sirve para disolver el bolsillo y la salud del incauto, mientras aumenta la concentración de dinero en el bolsillo de astutos charlatanes inescrupulosos dispuestos a embaucarte. ¡Salud!

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