El negocio de la ignorancia: Las timopulseras llegan a Chile

por | 14 octubre, 2010

 ARP- Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico¿Qué se necesita para engañar a la gente?

La verdad es que no mucho, si es que se juntan los ingredientes necesarios para anestesiar la mente y obstaculizar el pensamiento crítico de la población. Todo charlatán sabe y conoce la forma de hacerlo. El asunto es: ¿qué pasa cuando la empresa privada entra al negocio de lo sobrenatural y comienza a sistematizar procesos, para lucrar con la credulidad y la ignorancia de las personas?, Pues muy fácil: una mega campaña comercial de la estupidez y la estafa, donde los señores empresarios generan alianzas para promocionar un cuento al estilo Retail, para atrapar a todos aquellos consumidores desprevenidos y acríticos que, como todos sabemos, no son pocos.

¿Cuál es la fórmula?

Se busca un producto que sea barato y que se venda como pan caliente, para esto se utilizan todos los medios del marketing creando una necesidad (que no existe con anterioridad) en las personas, que bajo este paradigma son los clientes, para luego satisfacerla con dicho producto y obtener ganancias a manos llenas.

¿Y cuál es el producto del momento?

Las famosas pulseras mágicas que lo pueden todo. Desde la mejora en el equilibrio y la flexibilidad, hasta la armonización del Biocampo y el Chi; junto a un aumento de la energía, alegría y ganas de vivir. En fin, una verdadera panacea, que nada tendría que envidiar a la piedra filosofal que buscaban los antiguos alquimistas.

Es tan bueno el negocio que a Chile no llego solo una, si no que tres son las pulseras que compiten por su liderazgo en el negocio de la ignorancia. ION POWER que se publicita en MEGAVISIÓN, el canal de televisión, líder en campañas de estupidasión de masas y en donde transitan: ufólogos, duendes, fantasmas, médiums, sanadores cuánticos y toda la fauna criolla de la superchería nacional. La VITAZEN, que vende la cadena de tiendas por departamentos RIPLEY, y la reciente BIOLECTIK en las tiendas PARIS, otro gigante del comercio nacional.

En síntesis tenemos un canal de televisión y varias empresas del holding que se han unido con un solo gran objetivo: hacerse más ricos a costa de la ignorancia y credulidad de los chilenos. Sin demostrar ninguna evidencia científica que avale sus productos, para solo centrarse en la falacia del testimonio personal como verdad indiscutible.

¡Si tuvieran las propiedades que dicen tener sus pulseras! ¿cuál es el problema de demostrarlo?

El tema, mi querido lector, es que a estas empresas no les interesa demostrar nada, pues saben que todo esto es un gran engaño. Para estos señores empresarios el asunto es un simple negocio más y conocen las reglas de comportamiento de los consumidores, que al ver a grandes deportistas usarla y dar testimonio de su efectividad, van a ir corriendo a las tiendas de ALMACENES PARIS, RIPLEY, MEGAVISIÓN, MEDS, HELLY HANSEN, SPEED WORKS a gastar los $14.990 que cuesta en precio normal o los $9.990 del precio oferta, buscando encontrar estos mismos resultados en su salud gracias al efecto placebo. Pero cuando se empiecen a acumular los malos resultados en pacientes realmente dañados o enfermos y que confiaron en esta farsa, se va a destapar el fraude y engaño, como ya ha ocurrido en otras latitudes como España, en donde el gran timo de la pulsera Power Balance ha sido develado. (¿O acaso usted creía que esto era un invento “chilensis”?). Pero nada importa a estos ladinos, pues ya miles la habrán comprado y como es una cuestión de tiempo y números, el dinero va estar en las cuentas corrientes de estos comerciantes y sus promotores mediáticos.

¿Cómo lo hacen?

Buscando crear un argumento que contenga conceptos pseudocientíficos y que suenen a ciencia. Vea un extracto de la explicación que dan de sus productos:

“Biolectik: es una pulsera que proporciona una mezcla de minerales que combinados y en contacto con la piel, mejoran el biocampo y el Chi”. (El Chi es una supuesta energía interna, cuya existencia jamás ha sido probada).

Vitazen: genera un efecto en los usuarios producidos por una gama de frecuencias que se hallan en la naturaleza, reaccionando positivamente en el campo de la energía del cuerpo.

Ion Power: es una pulsera holográfica que incorpora elementos desarrollados para trabajar directamente con el campo natural de energía del cuerpo, tratados mediante procedimientos de alta tecnología que ayudan a nuestro cuerpo a dirigir los complejos mecanismos de los que se compone.

Cualquier mente inquieta e investigadora sabrá que estos conceptos son sólo especulaciones sin sentido y adaptaciones de concepciones parasicológicas y orientales de difícil comprobación; además de pura retorica que busca engañar y persuadir a los consumidores. Ahora si es más inquieto descubrirá que todos estos amuletos del siglo XXI se fabrican en China.

¿Por qué nos molesta?

Porque consideramos que se está engañando a la gente con un pedazo de plástico pintado, y se están vulnerando las normas sobre protección de los derechos de los consumidores en una serie de puntos, tales como los que se indican en el artículo 3 de la ley Nº 19.496, pues es un derecho básico del consumidor el tener acceso a información veraz y oportuna sobre los bienes y servicios ofrecidos, su precio, condiciones de contratación y otras características relevantes de los mismos.

Esta ley de protección establece, en su artículo 28-b, que quienes cometen infracción a las disposiciones de esta ley, a sabiendas o debiendo saberlo, y a través de cualquier tipo de mensaje publicitario, inducen a error o engaño respecto de la idoneidad del servicio para los fines que éste pretende satisfacer, y que esta supuesta efectividad haya sido atribuida en forma explícita por el anunciante. Como vemos en este caso, en donde se publicita un producto que no ha pasado ninguna revisión seria o científica para demostrar las propiedades medicinales que dice tener, sino que, por el contrario, sólo ofrece una vaga explicación que, en el mejor de los casos, sólo alcanza para convencer a los más desprevenidos e incautos.

Autor: Crystian Sánchez Ortiz

Artículo publicado originalmente en El Escéptico Digital (*), Edición 2010 – Número 9 (243) – 2 de octubre de 2010.

(*) Boletín electrónico de Ciencia, Escepticismo y Crítica a la Pseudociencia que distribuye gratuitamente ARP- Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico