El increíble poder de los fakires

por | 25 julio, 2010

FakirPor Ivo Perich

Historia tomada y adaptada del libro “Fraudes Espiritistas Y Los Fenómenos Metapsíquicos”, de Carlos María Heredia.

La siguiente historia es un buen ejemplo de historias verdaderas que sirven para demostrar los fenómenos paranormales o esotéricos. Subrayo la palabra «verdaderas» porque es innegable que ocurrieron, si creemos en la honestidad de los testigos. En este caso los testigos son dos sacerdotes católicos, el benedictino D.L. Lanslots, Prefecto Apostólico del Transvaal del Norte y el padre Eustaquio Ugarte de Ercilla. Estas historias datan de la segunda década del siglo XX.

En la India hay ciertos fakires que algunas veces, después de ser hipnotizados, se dejan enterrar vivos. Pasados varios días (en algunos casos hasta 10 meses) son desenterrados y despiertan de su prolongado letargo. Según el Padre Ugarte «el fenómeno es sorprendente», y segun el padre Lanslots «parecería increíble si no fuera relativamente frecuente, y atestiguado por personas del todo dignas de confianza».

Los fakires andaban en pequeños grupos y solían acampar cerca de algunos bungalows donde alojaban viajeros, por lo general europeos. A veces alguno de estos viajeros pagaban por ver alguna «gracia» de los fakires, y en algunas ocasiones, cuando se encontraba alguno de los fakires más experimentados y las condiciones de tiempo y lugar (que eran evaluadas por el Consejo de los fakires) eran las adecuadas, se llevaba a cabo la sorprendente experiencia.

Los fakires, a la vista del testigo, cavaban una fosa de unos 2 metros de profundidad y de un tamaño, según los testigos, bastante más grande del que sería el adecuado para el fakir. Luego el fakir era hipnotizado durante un tiempo que podía ser bastante largo, hasta que una rigidez parecida a la de un muerto se hacía notar de una manera muy marcada en éste. Antes de llevarlos a la fosa, otro fakir recitaba ciertas oraciones incomprensibles, y ponían una especie de pasta en las orejas del «muerto», según ellos, para «impedir que se le escape el alma». Una vez que ponían al fakir en la fosa, la cubrían con una gran losa o con tablones gruesos y encima echaban tierra hasta que la tapaban completamente. Luego apisonaban la tierra con los pies, para que no pudiera entrar aire ni agua hasta la cavidad donde se encontraba el fakir.

Algunos viajeros sembraban trigo o cualquier otro cereal sobre el sepulcro para cerciorarse, al crecer el cereal, que nadie había movido la tierra. Incluso los más acaudalados contrataban una guardia europea que vigilara el sepulcro día y noche.

Cada mañana los testigos registraban cuidadosamente la tierra y el contorno del sepulcro para ver si descubrían algún rastro de trampa. Nunca se encontraba absolutamente nada.

Pasado el tiempo establecido (que podía ser desde una semana hasta varios meses), se procedía a la exhumación del fakir. A veces había que esperar unos pocos días más, pues los otros fakires, para no generar sospechas, habían viajado a otro lugar y había que enviarles un mensaje con varios días de anticipación.

Luego uno de los fakires dirigía la remoción de la tierra mientras los otros rezaban llamando a los espíritus protectores del fakir enterrado.

Una vez destapado el sepulcro se veía al fakir enterrado con aspecto de momia. Se le sacaba con mucho cuidado y se le sometía a un lentísimo proceso de deshipnotización. Luego de un rato, después de darle a beber unas gotas de un líquido de naturaleza desconocida y darle una especie de masaje, el fakir se incorporaba lentamente hasta que hacía una profunda reverencia al viajero. Se le chequeaba médicamente. El pulso por lo general era débil, pero normal.

Después de recibir la merecida paga, los fakires se retiraban y dejaban al viajero sin saber explicar el extraño fenómeno, a todas luces verdadero.

El asunto es que el hecho es, efectivamente, verdadero. Y aquí me quiero detener un poco.

Gran parte de los fenómenos paranormales son «demostrados» usando hechos «verdaderos», «completamente comprobados», «innegablemente ciertos» y «atestiguados por personas dignas de entera confianza». En este caso, podríamos asegurar que el «increíble poder de los fakires» es completamente verdadero. Y estaríamos cometiendo un craso error.

Una cosa es el hecho en sí, que es verdadero. Otra cosa es la explicación del mismo, que no la sabemos.

Bueno, continúo con la historia:

Muchas teorías fueron elucubradas con el objeto de explicar este fenómeno. Por ejemplo, se decía que el estado cataléptico en el cual caía el fakir hacía que la pérdida de energía del cuerpo fuera casi nula, con lo que el fakir podría mantenerse durante mucho tiempo sin comer. Sin embargo ¿qué pasaba con la respiración? sin duda el oxígeno se le agotaría al cabo de unas pocas horas. Se argumentaba entonces que la respiración en estado cataléptico es también casi nula. Recordemos además que la tumba era más grande de lo que debía ser normalmente, lo que permitiría guardar un mayor volumen de oxígeno .Pero aunque esta explicación valdría para un período de 3 o 4 días, para un período de 1 mes parece improbable. Y para 10 meses es francamente imposible.

Sin embargo recordemos que al fakir se le colocaba una pasta de composición desconocida en las orejas. ¿y que tal si esta pasta estaba hecha de potasa mezclada con algunos otros ingredientes, la cual absorbería el anhídrido carbónico expelido por el fakir y mantendría respirable el aire por más tiempo?

Aquí es donde entra en la historia el Profesor S.S. Baldwin, un mago norteamericano que era una especie de James Randi del siglo pasado (y antepasado). Era en la India conocido como el Mahatma Blanco. El tuvo la oportunidad de observar detenidamente (y con asombro) el fenómeno en cuestión, sin poder dar ninguna explicación satisfactoria. Intrigado por conocer la mayor cantidad de fenómenos posible, una vez desenterrado el fakir ofreció una cantidad mayor de dinero por ver algún otro fenómeno que fuera aún más sorprendente.

Entusiasmados, los fakires hicieron otra prueba con el mismo personaje que había sido desenterrado. Se abrió otra sepultura en otro lugar y enterraron nuevamente al fakir, mientras el profesor tomaba extraordinarias precauciones para no ser engañado (y recordemos que era mago). Mientras terminaban de apisonar la tierra de la sepultura, el profesor Baldwin sintió que alguien le tocaba el hombro. Volteó y ¡ta-taan! detrás de él se encontraba, ni más ni menos, el fakir que estaba supuestamente enterrado a sus pies. Sin poder creerlo, pidió que de inmediato se abriera la fosa para comprobar que no había nadie (no fuera a ser un gemelo…). Se abrió la fosa y ¡ta-taan! estaba vacía. Le explicaron los fakires que aquello era un efecto producido en la materia después de largas meditaciones y penitencias, pudiendo el ser humano, compenetrar y ser compenetrado por otros cuerpos. De esta forma el fakir podía de forma «etérea» atravesar la tierra y salir a la superficie sin dificultad.

Lo primero que se le ocurrió al asombrado profesor Baldwin fue que tal vez lo habían hipnotizado o distraído cuando enterraban al fakir, y este había salido de la tumba sin darse él cuenta. Sin embargo su esposa, que observaba todo desde uno de los bungalows, negó rotundamente haber visto al fakir salir mientras lo enterraban.

Entonces ¿cuál era la explicación? Seguramente era la misma para ambos trucos. El profesor Baldwin sabía, como buen mago que era, que la explicación era tan obvia que, precisamente por eso, a nadie se le ocurriría jamás. Y aquí me quiero detener otro poco.

La teoría mencionada más arriba, que fue usada para explicar el fenómeno, podría resultar satisfactoria para más de alguien. Después de todo, es una explicación “científica”, ¿verdad? Sin embargo para aceptarla implícitamente aceptamos que el fakir cae en un estado cataléptico del cual no despierta durante meses, pudiendo no comer ni casi respirar durante todo ese tiempo. En el fondo, estamos aceptando la existencia de este “poder increíble” del fakir. Es más, lo estamos “explicando científicamente”. Me detengo aquí porque esto sucede con muchos fenómenos paranormales, que son tomados como hechos verdaderos, como explicaba anteriormente, y luego explicados de manera “científica” o bastante racional, por lo que la mayoría de la gente termina creyendo en aquellos poderes cuya naturaleza no podemos concebir (ni reproducir). El oxígeno, la catalepsia, la potasa, etc, confunden y desvían la atención para que uno no pueda ver las cosas desde otro punto de vista.

Bueno, termino la historia pues tal vez estés un poco intrigado/a:

Pensando el buen profesor Baldwin cómo podría él mismo repetir el fenómeno dio con un detalle que no había notado hasta el momento: los bungalows solían estar alrededor de un bahobah centenario, de gran tamaño, y hueco. Al investigar el profesor el árbol en cuestión se dio cuenta que los fakires habían cavado sendos túneles en distintas direcciones, concurriendo todos en el árbol hueco. Se abría la sepultura al final de uno de los túneles, preocupándose de no permitir que el viajero examine TAN detalladamente la fosa. La fosa tenía una piedra taponada con tierra que al empujarla daba acceso al túnel, el fakir esperaba la noche para salir del bahobah e irse para su casa con toda tranquilidad. Una vez convenido el plazo, el fakir volvía a entrar por el árbol, taponaba con la ayuda de otro fakir el túnel y salía de la sepultura ante el asombro del viajero que lo remuneraba sabrosamente. ¡Eso era todo!

En el caso del fakir «etéreo» que atravesaba la tierra como un fantasma, sucedió que «la codicia rompió el saco» y llevó al prof. Baldwin a una serie de deducciones que acabó en el descubrimiento del fraude.

Si no hubiese sido por eso tal vez aún estaríamos investigando y formulando teorías acerca del increíble poder de los fakires.

El final de la historia es que el profesor Baldwin publicó un libro llamado «The Secrets of Mahatma Land Explained» (Los secretos de la tierra de los mahatmas explicados) donde explica el crecimiento de plantas en pocas horas, la danza de las hojas y otros fenómenos que han sido atribuídos a poderes paranormales de los fakires.

Y la moraleja de la historia la podemos resumir en una cita de Fontenelle:

Antes de explicar los hechos es necesario comprobarlos.
De este modo se evita el ridículo de encontrar la causa de lo que no existe.

Ivo Perich
www.iperich.net