Las facultades mentales de Hugo Zepeda Coll

por | 17 mayo, 2010

Hugo Zepeda CollLos que se atrevan a decir que han visto al diablo y que en la Tierra hay un ejército de diablos sin ser teólogos tienen altas probabilidades de ser considerados locos, pero los que si lo son hasta pueden ganar dinero. Hay un individuo que se atreve a decir eso pero tiene la suerte de ser licenciado en teología, además de ser profesor universitario y de haber sido diputado y sacerdote. Su nombre, Hugo Zepeda Coll. Para ser más preciso, este señor dijo que ha “visto al diablo muchas veces” en una entrevista que le hicieron en el portal Terra y que hay «un ejército de diablos» dirigidos por un «cabecilla que es Satanás» en otra que le hicieron en la radio Cooperativa.

Pero, ¿por qué los medios de comunicación le dan micrófono a individuos que quizá tengan alteradas sus facultades mentales o que sólo quieren figurar en ellos para obtener algo a cambio (prestigio, dinero, etc.)? ¿Son motivo suficiente los estudios y los cargos de ese individuo? ¿Los medios de comunicación no deberían promover, por el bien de la sociedad, la cultura veraz y la racionalidad?

Han pasado los años y este señor sigue apareciendo en todos lados. Desde los medios escritos lo han llamado para opinar sobre demonios (La Cuarta, 7 de julio de 2007) y fantasmas (El Mercurio, 4 de mayo de 2010). En la televisión ha hablado sobre premoniciones bíblicas (Buenos Días a Todos, TVN, 29 de abril de 2010) y los secretos de Fátima (Buenos Días a Todos, TVN, 13 de mayo de 2010). Todos estos temas, por su puesto, los trata sin crítica y desde la más absoluta credulidad. Pero lo más asombroso de todo es que también da conferencias: “El Ciudadano Frente a su Responsabilidad Social”. ¡¿Responsabilidad social?! Es decir, que también lo consideran socialmente responsable.

Cuando se dicen tantas afirmaciones sobrenaturales —con dogmatismo y sin pruebas verificables— es muy difícil determinar si quien las dice está loco o no, por eso los medios de comunicación deberían tratar sus reportajes con escepticismo, única forma posible que no provocaría dudas sobre el rol social que están cumpliendo.