‘Snobismo’ Científico

por | 17 abril, 2011

Hace unos días platicaba con uno de mis más «ilustres» amigos. De aquellos que no suelen ser producidos en masa y cuyas ideas radicales, extemporáneas y ajenas a juicio y sentido común siempre generan algún tipo de sorpresa, espanto o al menos curiosidad. En aquella conversación, con franca, no muy sutil y siempre descarada agudeza le hice notar que cierta cualidad de su comportamiento es «poco sana». Como siempre ocurre con personas que se tienen en alta estima, la sensación de amenaza les roba la templanza y se arrojan en un inevitable contragolpe que busca pisotearte por tu «insolencia». Fue entonces cuando él sugirió que tuviese yo cuidado en no convertirme en lo que él llamó: un «snob científico», y es esta singular expresión lo que me interesa analizar en esta ocasión.

De acuerdo a mi estimadoun snob científico es aquel que «sabe, pero no sabe«. Para que esto quedara en mayor evidencia,  comenzó por cuestionarme si acaso aparte de conocer de la vida de Charles Darwin, a través de tantos documentales y literatura de divulgación (entiéndase para este efecto, Richard Dawkins) había estudiado realmente el tema de la evolución biológica alguna vez. En mi respuesta le di a conocer la existencia del curso de Evolución y Medicina Evolucionaria de mi carrera (única carrera de Medicina que lo tiene en el país), y que, no siendo biólogo, esto era lo más cercano a entrenamiento formal en la materia a lo que podía acceder. Sin embargo, a él no le pareció suficiente puesto estaría yo aprendiendo solamente «lo mismo que otros 200 sujetos». Únicamente estaría dispuesto a aceptar mi autoridad en el tema si hubiese consumido textos «duros» del tema durante esta asignatura, puesto los textos de divulgación según su parecer, son utilizados por los autores para justificar otras ideas que ellos puedan albergar (libros que él no ha leído por cierto).

En este punto comencé a reflexionar en torno a la divulgación, y a lo que yo espero conseguir o me gustaría ver en otros alguna vez. La divulgación es un arte despreciado, curiosamente despreciado desde los mismos círculos científicos. Los «hombres de ciencia», encerrados en sus laboratorios, los «verdaderos», tienden a guardar poca estima hacia sus pares que dejan de generar conocimiento científico para llevarlo a las masas. Muchas veces son desestimados como «farándula», en un acto que parece surgir tanto desde la arrogancia como desde la envidia que genera el reconocimiento mediático. Sin embargo, son estos personajes, maestros de las letras, artistas de la comunicación, quienes son capaces de simplificar la complejidad, y de maravillar con la belleza de lo simple y complejo a la vez. Son ellos quienes enseñan, a todos quienes gustan de conocer, pero que por distintas circunstancias no han podido acceder de primera mano a este conocimiento. Son ellos quienes humanizan la ciencia, la extirpan de los laboratorios, los geles, los PCR, las estadísticas y la plasman en un formato comprensible. Es una tarea noble, y sobretodo necesaria. Lo dijo Carl Sagan alguna vez:

Hemos diseñado nuestra civilización basada en ciencia y tecnología y al mismo tiempo hemos dispuesto las cosas de manera tal que nadie entienda ciencia y tecnología. Esta es una clara prescripción para un desastre.

Para el bien del argumento continuemos con biología evolucionaria. ¿Qué deseo de todos uds. que no son o no serán biólogos, paleontólogos ni nada que les ofrezca una pincelada de evolución en formato educación superior? Pues eso precisamente. Me encantaría que todos fuesen «snobs científicos» (si existe tal cosa). De hecho, de seguro es la aspiración de todo aquel divulgador que escribe un libro, desarrolla un documental o un programa de TV. Mi aspiración no es que todos quienes gusten de la biología terminen leyendo The Cell de Bruce Alberts. Es evidente que sin el background ni el tiempo para dedicárselo seriamente, entenderlo resultaría una tarea titánica, y peor aún, tediosa. En mi caso, la física no es mi campo. ¿Debo renunciar a la idea de conocer – aunque sea a grandes rasgos – la teoría de las cuerdas a través de Stephen Hawking o Brian Greene?, ¿Debo devorar textos de física «real» para no caer en este llamado snobismo científico? Por supuesto que no, nada podría ser más absurdo.

¿Qué tanto puedes aprender de la divulgación? Más de lo imaginable. Veamos algunos ejemplos de este tema:

Y muchos más…¿Documentales?
Como es fácil apreciar, hay mucho de lo cual nutrirse, mucho más que lo que he elegido mencionar a modo de ejemplo. Y no olvidemos que tan solo estoy refiriéndome a un tema. El punto es que resulta indudable que quien se ilustre con esta información invariablemente adquiriría un conocimiento más profundo y acabado en el tema que mi interlocutor. A veces, por temor o excesiva paranoia a no caer en determinados estereotipos podemos perder valiosas oportunidades de brindarnos aunque sea un pequeño barniz de cultura. Cuando dejamos pasar estas ocasiones, podemos terminar diciendo barbaridades del tipo: «Stephen Hawking nunca ha sido un gran físico, es solo un buen divulgador». Es ahí cuando se nota que alguien olvidó por qué este hombre fue considerado en algún momento el físico más brillante desde Einstein, es ahí cuando se nota desconocimiento de lo realizado por Hawking en física y por qué es importante. Es ahí cuando ser un poco más «snob científico» no hubiese dejado a mi amigo en ridículo.