Mala madre

por | 4 septiembre, 2010

Al igual que muchos, pienso que mi madre es la mejor del mundo. Desde que tengo recuerdos ella me cuidó y siempre intentó darme lo mejor a través de su cariño y comprensión. Como toda madre cometió errores pero es parte del aprendizaje de todo ser humano, así que tengo poco o nada que reprocharle.

Así también es como muchas personas se refieren a la naturaleza, como su “madre”, ya que ella nos entrega todo lo que necesitamos para vivir, simplificando complejos procesos naturales, como la fotosíntesis o los ciclos biogeoquímicos del agua, en un concepto digno del New Age. Pero existe una diferencia importante con nuestra madre biológica o adoptiva. Si bien la naturaleza nos entrega muchos beneficios, también está llena de peligros, y a diferencia de nuestras madres, que pueden cometer errores y tratar de enmendarse, es absolutamente indiferente ante nuestro sufrimiento como ante nuestro regocijo. No somos su creación especial, ni sus hijos predilectos, somos una especie más sobre este punto azul en el universo. La gran diferencia con otras especies es que entendemos nuestro entorno como nadie y nos adaptamos como pocos a los cambios. Extraemos de la naturaleza lo mejor, y dejamos de lado aquello que nos hace daño. Este proceso de aprendizaje no solo ha llevado cientos de miles de años, también ha costado vidas. Las tribus no aprendieron de la noche a la mañana qué hiervas mejoraban ciertos malestares o cuáles causaban problemas de salud.

Hasta nuestros días muere gente por comer algo que parece tan inofensivo como hongos silvestres. ¿Qué clase de madre pone delante de sus hijos tales peligros?

He aquí el gran aporte de la investigación científica en nuestras vidas. La ciencia se abre camino entre la ignorancia y así hemos alargado nuestra expectativa de vida y estamos recorriendo el universo. Pero nuestra evolución no ha estado exenta de tropiezos. Muchos de origen natural pero como especie nos hemos hecho muchas zancadillas. Algunas veces por mera ignorancia, otras tantas por avaricia, y en el peor de los casos, ambas de la mano. Períodos como el oscurantismo son ejemplo de ello.

Por lo antes descrito, y por mucho más sin describir, es que hay que ser especialmente escépticos cuando alguien se nos acerca con un producto que dice ser natural, extraído de las entrañas de nuestra madre naturaleza. Porque esa madre no cuida especialmente de nosotros, no está atenta a todos nuestros caprichos ni a nuestras necesidades.

En el siguiente video se discute este tema, como las pseudociencias nos tratan de vender lo natural como solución a nuestros problemas de salud, enfocándose en la homeopatía (caballo de batalla de las “medicinas” naturales).

En el canal TV3 (televisión catalana) se entrevista a Manuel Valdés Miyar, médico psiquiatra, jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital clínico de Barcelona.

Disfruten el video y comenten.

PAZ.

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